lunes, 21 de abril de 2014

Por una vida digna


HACIA LA DIGNIDAD Y EL NACIMIENTO PROTEGIDO EN NICARAGUA
 

En memoria de Nicolasa y Susana
         Por Kitty Madden
       Afiliada Maryknoll de Matagalpa, Nicaragua 
    Traducción: Rosa Beatriz Castañeda de Larios, Afiliada Maryknoll, Guatemala
 
Con el propósito de reducir la muerte materna en Nicaragua, especialmente en las regiones montañosas de Matagalpa, Casa Materna Mary Ann Jackman - (MAJ) - abrió sus puertas en octubre de 1991 para salvar las vidas de las mujeres que iban a dar a luz reconociendo su derecho a una vida digna,  antes, durante y después del parto.

Las estadísticas de Nicaragua en 1990 evidenciaban una tasa de 190/ 100,000  mortalidad materna sobre nacimientos y en algunas áreas de Matagalpa, el índice fue tan alto como 375 muertes por cada 100,000 nacimientos.  En el 2012, el número de muertes por cada 100,000 se redujo a 50. 

Antes de crear Casa Materna, si una madre de una comunidad del área rural iba al Hospital Regional de Matagalpa y no tenía 3 cm. de dilatación, no era atendida y se le “regresaba a su hogar”.  La mamá no “era tratada con dignidad”.  Poco importaba si se había levantado a las cuatro de la mañana, si había  caminado o andado en burro durante tres horas para tomar la camioneta que la trasladaría al hospital…, simplemente no se le atendía y se le “regresaba a su hogar”.  Muchas de estas mujeres que fueron enviadas a su casa, nunca regresaron al hospital para dar a luz y desafortunadamente, debido a factores de riesgo durante el embarazo, morían.

Al final de los años ochenta, mujeres de Nicaragua y de otros países que trabajaron aquí por solidaridad, tomaron conciencia del alto riesgo que padecían las mujeres embarazadas.  Asumieron un modelo desarrollado en Cuba que ofrecía un espacio a salvo y seguro para quedarse cerca del hospital regional, evitando que las mamás tuvieran que viajar inmediato a dar a luz,  ofreciéndoles alojamiento, comida y supervisión médica con ejercicios prenatales y clases de salud materna e infantil. Mujeres de Madrid, España y personal del antiguo consulado de Cuba en Matagalpa, ofrecieron el apoyo necesario para iniciar Casa Materna.   Hogar en el que las mamás de las diversas regiones se unen para formar comunidad, aprenden unas de otras y reciben los servicios necesarios para asegurar un nacimiento digno. 

En un inicio pensaron que el Proyecto Casa Materna fuera un modelo que pudiera ser duplicado e imitado por otras instituciones, especialmente por el Hospital, el cual ha ido cambiando lentamente.

Desde un calor humano y  la vivencia comunitaria la Casa Materna, MAJ,  prioriza el respeto por la dignidad y creencias de las mamás.  Mujeres jóvenes, adultas, católicas, evangélicas, con diversas ocupaciones y recursos se unen y apoyan mutuamente. Casa Materna, vive la “opción por los pobres”, atendiendo principalmente a mujeres que no cuentan con recursos económicos para quedarse en otro lugar mientras dan a luz.

A través de los años Casa Materna ha recibido el apoyo de la Familia Maryknoll: Sisters, Sacerdotes, Hermanos, Misioneros Laicos y Afiliados.  Las Sisters Ann Hayden  y Pat Edmiston al inicio, apoyaron capacitando al personal y apoyaron cuando la institución sufrió una crisis.  Sister Rita Oswarek quien se quedó en Casa Materna por tres meses hasta que la crisis desapareció, compartió el verdadero sentido del “acompañamiento”.  También los sacerdotes establecieron contactos que podían dar apoyo financiero.  Y para mí Kitty, ha sido una bendición servir por veintitrés años en Casa Materna y acompañando a mamás que viven en comunidades en el área rural de Esquipulas, parroquia de Maryknoll.  Durante este tiempo he fortalecido mi compromiso como misionera laica y aprendido tanto del personal de Nicaragua y de cada una de las mamás con quienes he convivido. 

Siempre estamos agradecidas en Casa Materna por las oraciones de la Comunidad Maryknoll porque sabemos que mientras nos esforzamos por ofrecer un buen servicio, “somos vigiladas por nuestro Dios, Padre y Madre amoroso” porque es un milagro que de las 16,700 mamás que han sido atendidas en Casa Materna en estos veintitrés años, solo dos han fallecido.  Susana en el hospital regional y Nicolasa, quien a la edad de 43 años dio a luz a su dieciséis hijo, muriendo cuatro días después, cuando regresó a su comunidad.


Susana y Nicolasa cuiden a sus hermanas de la Tierra
Descansen en Paz.


Para más información visite el sitio de Casa Materna:
www.casamaterna.org

 

 

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