viernes, 26 de abril de 2013

Buena Nueva


ECOLOGÍA Y SAN FRANCISCO DE ASÍS
 
Por Andrea Linares
Afiliada Maryknoll, Guatemala


La Creación es el principio de nuestra fe y establece una alianza entre el Creador y lo creado.  El Génesis (origen) da a conocer el proceso creativo del Universo, “Nuestro Hogar”. La palabra ecología se origina del griego “oikos” que significa “Casa Común”, “Hogar”, “Un Lugar para vivir”.  Lugar en el que todas y todos colaboramos de forma responsable para que la comunidad humana y el mundo natural caminen hacia el futuro como una comunidad sagrada. Hace muchos años, los griegos, llamaron a la tierra Gaia, porque la reconocen “VIVA”, “CASA”, un lugar en el que las personas se conocen entre sí creando relaciones armónicas entre ellos y la Tierra.

 
Actualmente los humanos estamos “violentando los derechos inalienables” que le fueron dados por el Creador.   Es deber de la sociedad respetarlos, haciendo a un lado los privilegios y derechos personales.   La conquista y la explotación de los recursos que la Madre Tierra nos provee han llegado a amenazar la capacidad hospitalaria del medioambiente. Quienes tienen el poder económico no quieren cambiar la estructura de la economía porque no creen en las advertencias hechas y continúan estimulando el consumo, la actitud de derroche y el descarte, produciendo más, contaminando así el agua, los ríos, la tierra, el mar…

Esta crisis es una oportunidad para levantar la mirada y revisar nuestra relación con Dios y la naturaleza.  Dejar de ver a Dios como las “gallinas”, fuera de este mundo, como un Ser separado de la naturaleza.  Dios está dentro de cada una de sus criaturas, como fuente permanente de vida.  Destruir la naturaleza es destruir lo que recibe vida de Dios.  La naturaleza es un Sacramento de Dios, que espera de nosotros contemplación, gratitud, alabanza para sentirla VIVA y CASA COMÚN.

Nuestra misión es levantar la mirada como “águilas” y desde una espiritualidad al estilo de San Francisco de Asís, reconocido por la Iglesia Católica como Patrono de la Ecología, y que el 29 de noviembre de 1979, Juan Pablo II, establece que el Cántico de las Criaturas debe ser conservado para que, en el presente y en el futuro, cuestione nuestra relación con la Casa Común. 
 
 

Llegada la Pascua de 1225, San Francisco, enfermo, proclamaba la alegría de la Resurrección con este cántico y proclama ALELUYA, por las personas, los astros, las criaturas, las plantas y por la naturaleza que Cristo reconcilió y pacificó en su cruz. Se interioriza el Cántico al asumir una vida austera, evadiendo el consumismo, las ganancias y el lujo y por sobre todo busca la comunión para fortalecer las relaciones solidarias.



 

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

Altísimo y Omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

 

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