martes, 22 de abril de 2014

Mensaje de Pascua 2014


¡Felices Pascuas de

 Resurrección!
Que la alegría y la esperanza de la Pascua nos siga animando a trabajar como  Familia Maryknoll por la 
Justicia y la Paz.
 
¡RESUCITAR ES VER!
 
 
La tumba vacía, los discípulos confundidos, María de Magdalena no reconoce a Jesús, los de Emaús están tristes, Tomás quiere meter la mano en la llaga del costado.
 
La gran prueba de que Cristo ha resucitado es la transformación de aquel grupo de pescadores ignorantes y atemorizados, cuyo líder ha sido ejecutado en Jerusalén, se unen en su testimonio.  Los apóstoles despertaron por dentro, descubrieron que la muerte no existe, que desde siempre eran seres sin tiempo en el tiempo, pertenecían a la explosión de luz que une lo creado con lo no creado, manifestación de lo oculto y esto los llenó de comprensión y fuerza.
 
La Resurrección ocurre en lo íntimo y fuera de la conciencia de cada hombre y mujer.   Porque Resucitar es ver más, romper nuestros códigos, tocar la alegría del Ser.
 
 
Ocurrió en la historia, pero las afiliadas y los afiliados  despiertas(os) pueden resucitar, ver más, romper códigos y tocar la alegría de su Ser cuando  transforman las estructuras, la injusticia, el odio, el dolor, diluyen los miedos y las angustias y experimentas la alegría en lo profundo de su Ser.
 
La experiencia del Resucitado, aunque se apoya en hechos históricos, requiere la fe o la mística.

Editorial


CAMINEMOS HACIA LA JUSTICIA Y LA PAZ
 
Por Rosa Beatriz Castañeda de Larios
Editora No Tan Lejos del Horizonte
Versión en español
 
Tolerar una injusticia significa abrir el camino a las que siguen


¿De qué manera camina cada país latinoamericano hacia la paz y la justicia? 
En sus países ¿Qué acciones asume la Iglesia en la construcción de la paz y la justicia?
¿Por qué en la Biblia se lee que: “la paz y la justicia están íntimamente relacionadas?
 
El Concilio Vaticano II expresa que el cuidado de la vida social pertenece a todos los/las ciudadanos, ciudadanas, por consiguiente, a las y los afiliados. Situación que exige estar atentos al bien común y a la paz social. No está permitida la neutralidad política, debe tomarse partido contra la injusticia y a favor de la libertad y dignidad humana.  Práctica que hizo vida Jesús de Nazareth, a quien debemos imitar.

La justicia es ética, honradez, equidad y exhorta a cada persona sin importar su situación económica, status, poder, a ejercerla y a  exigir que se cumpla.  Practicando la justicia se alcanza la paz y entonces la ciudadanía se respeta entre sí, quien ejerce el poder respeta los límites establecidos, la corrupción deja de ser una tentación, desaparece la impunidad, deja de existir la lucha armada entre los pueblos y países, los derechos humanos se respetan, las personas son libres de denunciar actos ilícitos e inmorales y el conflicto se ve como una oportunidad para negociar, crecer y vivir fraternalmente.

¿Por qué caminar hacia la paz y la justicia es posible cuando los
gobiernos asumen el bien común como prioridad?

Nelson Mandela, líder de calidad moral y personal, tuvo una gran entrega, un gran compromiso y mucho sufrimiento por defender sus ideales y los de su pueblo a favor del bien común, porque su interés estaba en reconstruir e integrar no en polarizar.
La violencia directa causa menos muertes en comparación con la violencia estructural, llamada también violencia invisible, porque   l    e   n   t   a   m   e   n   t  e     sin que nadie le ponga atención agrede a un colectivo desde la misma estructura política, económica, social por medio del hambre, miseria, enfermedad, analfabetismo, abuso de autoridad, relaciones asimétricas que ejercen control sobre las personas, racismo;  privando de paz y justicia a la población y provocando la muerte como consecuencia inevitable. 

Su amenaza es institucional, no se es víctima de la lucha armada sino de la injusticia social (distribución desigual de los bienes sociales).   La sociedad sabe o se imagina que millones de hermanas y hermanos morirán, pero aún así vive día a día sin velar porque se den cambios en la condiciones de inequidad.

¿Qué hacer para caminar hacia la paz y la justicia?
Crear lazos fuertes solidarios que lleven a unirse con las hermanas y hermanos latinoamericanos.
Comprometerse activamente a alcanzar el bien común. 
Considerar a la otra persona, pueblo y nación como personas con quien se comparte el  banquete de la vida porque todas y todos somos igualmente invitados.
Establecer una relación entre cultura de paz y calidad de vida.
Fortalecer una paz unida a la justicia solidaria y equidad estructural.
Educar desde la no violencia y los derechos humanos.

 

¿Qué pasa en Latinoamérica?

 
LOS RETOS DE LA JUSTICIA DESDE EL DERECHO A LA SALUD EN GUATEMALA
 
La salud de las mujeres  ¿Prioridad en Guatemala?

Dra. Ana Lucía Garcés del Valle
Investigadora Principal de País  Red Global para la Investigación
de la Salud de la Mujer y el Niño
 Fundación para la Alimentación y Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP)
Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como “el más alto nivel alcanzable de bienestar físico y emocional y no solo la ausencia de enfermedad”.   Para las poblaciones indígenas, la enfermedad resulta de un desequilibrio en la armonía entre los individuos, las comunidades y el universo, por lo que el origen de la enfermedad debe buscarse en el deterioro de las relaciones con el mundo de la naturaleza, con el propio espíritu o con otras personas (Alcock, 2001) y la atención al problema de salud no se centra en la curación de los síntomas, sino en la restauración del equilibrio con la naturaleza (Flores, 2004).
 
La equidad es un principio ético, que indica que la ciudadanía de un país tiene derecho al “más alto nivel de salud que está indicado por el nivel de salud del grupo más aventajado”(Organización Panamericana de la Salud, 2013). En contraste, la inequidad en salud se refiere a las diferencias en el acceso a la salud que son innecesarias, injustas e inevitables (Whitehead, 1985). Estas diferencias colocan a las personas que son más vulnerables por un bajo nivel socioeconómico, por su sexo y por ser de etnias discriminadas, en mayor desventaja.  Un claro ejemplo de la inequidad en Guatemala es aquella mujer rural que padece de anemia crónica por la pobreza, no tiene otra opción que tener el parto en su casa, sangra mucho y su salud, de por sí inequitativa, se vuelve aún peor porque se perpetúa esta condición y empeora. 
 
El Estado que prioriza la equidad en salud para las mujeres realiza una distribución social justa de las responsabilidades, el poder y las recompensas para la contribución de las mujeres y los hombres en la gestión de salud, valorando el trabajo no remunerado en el cuidado de ésta. Para determinar si las políticas se están acercando o alejando de una justicia social en salud, evalúa comparando la salud y sus determinantes entre los grupos más y menos aventajados.  Significa que las mujeres y los hombres tienen la misma oportunidad de gozar de las condiciones de vida y servicios que les permiten estar en buena salud, sin enfermar, discapacitarse o morir por causas que son injustas y evitables.

La salud de las mujeres tradicionalmente  se enfoca y limita en su función de ser madre, cuando en realidad su salud es más compleja. Se sabe que nacen más hombres que mujeres, pero por ser más fuertes las mujeres, sobreviven más como bebé y al final de la vida, viviendo de seis a ocho años más que los hombres.  A pesar de que viven más tiempo, el tener menor acceso a la nutrición, la educación, el empleo y los ingresos poseen menos oportunidad de gozar de una buena salud.

Las mujeres padecen problemas de salud que frecuentemente son fáciles de prevenir. Por ejemplo, al cocinar en fuegos o cocinas tradicionales, respiran diariamente una mezcla de cientos de contaminantes, el humo dentro de las casas causa que 500, 000 de 1, 300, 000 muertes anuales sea por problemas respiratorios crónicos. Durante el embarazo, la exposición del embrión en desarrollo a esos contaminantes dañinos puede ser causa de bajo peso al nacer o incluso de muerte intrauterina.

De las muertes maternas (embarazo, parto y posparto) el 99% del medio millón que se registran cada año se produce en países en desarrollo. Siendo cuatro las causas principales de la muerte materna: hemorragias graves, infecciones, abortos peligrosos, trastornos hipertensivos de la gestación (preeclampsia y eclampsia) y parto obstruido. Cada año, en los países de ingresos bajos y medianos,  se registran aproximadamente 16 millones de partos en jóvenes de 15 a 19 años (más del 10% de la totalidad de los partos). En estos países, las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte  entre las jóvenes. En los países en desarrollo el porcentaje de mujeres que acuden a un mínimo de cuatro consultas prenatales durante el embarazo oscila entre un 56% para las mujeres de las zonas rurales y el 72% para las de zonas urbanas. Al no recibir los controles necesarios además de no recibir la atención y tratamiento adecuados, no es posible administrar vacunas o detectar problemas tales como la transmisión materno infantil del VIH/sida.  En los países en desarrollo se realizan aproximadamente 21 millones de abortos peligrosos anuales que producen 47 000 muertes maternas. Muchas de esas muertes podrían evitarse si tuvieran acceso a información acerca de la planificación familiar y uso de anticonceptivos.

Todos estos datos nos pintan la situación de salud de las mujeres guatemaltecas y se ejemplifica mejor con la frase que expresa constantemente la mujer que llega a un servicio de salud, después de haber recorrido una gran distancia:  “Seño, me haría el favor de atenderme”. Al escucharlas, aparte de indignarme, me lleva a proclamar,  que ¡LA SALUD NO ES UN FAVOR, ES UN DERECHO EN GUATEMALA!

Referencias:
Alcock G (2001). Aspectos socio-culturales de la salud: las mujeres en edad fértil. Pucallpa, Médicos sin Fronteras
Flores Guerrero, Rodrigo (2004). Salud, enfermedad y muerte: lecturas desde la antropología sociocultural. Revista MAD No. 10. Departamento de Antropología. Universidad de Chile.
Organización Mundial de la Salud.  Diez cifras sobre la salud de la mujer. http://www.who.int/features/factfiles/women/es/ (Acceso: Abril 2014)

Whitehead, Margaret (1985). The Concepts and Principles of Equity and Health. World Health Organization. Copenhagen, Dinamarca.
 

lunes, 21 de abril de 2014

¿Qué pasa en América Latina?

¿UNA NUEVA PRIMAVERA ECLESIAL?
 
Por Alejandro Marín
Equipo Semilla del Centro Misionero Maryknoll en América Latina
Cochabamba, Bolivia
 
 
Hace más de diez años, desde el corazón de América, en Cochabamba, Bolivia, nace el Programa de Formación Misionera Internacional como un servicio del Centro Misionero Maryknoll para América Latina. El objetivo del mismo era ofrecer un espacio de formación misionera para laicos/as, religiosos/as y sacerdotes en clave de renovación de la teología y prácticas misioneras. Nunca imaginaron los que comenzaron el proyecto, que sus sueños e intuiciones acerca de la necesidad de un cambio profundo en el modo de vivir y entender la misión, cobraría la fuerza que hoy tiene al escuchar el llamado contundente que nos hace el Papa Francisco:

“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo  actual más que para la autopreservación”. EG 27

Durante los años de realización del Programa misioneros y misioneras de diversos países de América han participado del mismo y ha llevado a sus lugares de origen la propuesta de renovación. La metodología que se utiliza en los curso es participativa y parte de la consciencia de que los conocimientos no están en manos de los y las formadores/as, sino que se construyen entre todos y todas. Por eso elegimos una metodología de taller para ir tejiendo con los hilos del aporte temático entrelazados con los de la experiencia de las personas y comunidades de origen.

Desde hace dos años hemos empezado a concretar una necesidad sentida por los y las participantes de Centroamérica. Habían participado diferentes misioneros provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Venezuela, México, República Dominicana, Costa Rica, pero empezaba a ser muy costoso para ellos/ellas el viaje a Bolivia. Por eso, se realizaron algunos encuentros para planificar el comienzo del Programa en América Central con sede en Guatemala.

Así lo hicimos, y en abril de 2013 empezamos la experiencia. A un año de estos comienzos, tenemos la inmensa alegría de contarles que en marzo hemos terminado el primer ciclo formativo en el que han egresado 7 participantes (3 religiosas y 3 laicos y una laica). El Programa en Centroamérica ya está caminando y en octubre comenzaremos un nuevo ciclo formativo con el Módulo Fundacional.

Pero el título habla de una nueva primavera eclesial, puesto en pregunta. ¿Qué queremos expresar con ello?

Algunos insisten en afirmar que el Documento de Aparecida ha sido un nuevo Pentecostés para la Iglesia Latinoamericana y del Caribe. Así como el Concilio hace 50 años planteaba la apertura de la Iglesia al mundo moderno, Aparecida plantea esa misma apertura pero al mundo post-moderno. Pero da un paso más, y hace un llamado a una “conversión pastoral”, “a pasar de una pastoral de mantenimiento a una decididamente misionera”.

El acontecimiento de Aparecida podría haber quedado en el olvido, o haberse archivado como tantos documentos de la Iglesia que nos dicen cosas ciertas y válidas pero que quedan solamente en las bibliotecas de nuestras comunidades, si no fuese porque el Espíritu nos ha vuelto a sorprender suscitando un nuevo liderazgo eclesial totalmente diferente a los anteriores.

Un Papa venido del sur, del fin del mundo. Un hombre que, ya desde el nombre elegido, imprime un estilo eclesial renovador. Un líder mundial que ofrece a los diferentes ámbitos de la sociedad la posibilidad de soñar con otro ejercicio del poder, de un modo más humano y cercano.

Por todos lados van surgiendo deseos de concretar esa renovación soñada, desde hace tanto tiempo. En nuestro caso como Programa de Formación Misionera hemos experimentado durante el último tiempo esa sed de algo nuevo que hay en las Iglesias de América: En Cochabamba seguimos con participantes de todos los países del sur; en Chile hemos acompañado en la formación de seminaristas Columbanos, para hacer de sus experiencias de misión, un aprendizaje que renueve la perspectiva formativa; en Centroamérica hemos concluido un ciclo formativo y comenzamos el segundo; en EEUU hemos aportado con la formación de quienes trabajan en la pastoral hispana para que pudieran armar un programa de renovación misionera en todo el país; el Arzobispado de Cochabamba no ha pedido colaborar en la formación de los y las agentes de pastoral desde la clave de una misión renovadora de las comunidades.

Evidentemente algo está pasando, la primavera se asoma, y los brotes se ven en la apuesta por la formación de laicos y laicas, en la opción por un fuerte proceso de renovación de la mentalidad y el corazón de los y las consagrados para insertarse de otros modos en la vida comunitaria y misionera. Creemos y apostamos a esa opción misionera capaz de renovarlo todo.
 
El equipo de Servicios para la Misión y Liderazgo en Latinoamérica (SEMILLA), es un componente del Centro Misionero Maryknoll (CMMAL), con sede en Cochabamba, Bolivia. SEMILLA tiene como finalidad contribuir a los procesos de transformación social y eclesial latinoamericanos a través de la formación de actores protagonistas de esas transformaciones.
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