UNA MUÑECA Y UNA ESPERANZA PARA MAGDALENA
Por Sister Bernice Kita, MM
Chajul, Guatemala
Las/los Afiliados de Maryknoll, Capítulo Guatemala,
han tomado el caso de la niña chajulense (originaria de Chajul, municipio del departamento del Quiché) Magdalena Elisa Pacheco Solís como
causa propia. Hace más de un mes en el Hospital Roosevelt (hospital público en
la ciudad de Guatemala) Magdalena necesitaba sangre para una cirugía. Yo me
comuniqué con la doctora Ana Garcés, afiliada, preguntándole si el capítulo de
Afiliados/as de Guatemala podría ayudar a conseguirla. Ana, junta con Rosa Beatriz de Larios pusieron en
marcha una campaña para conseguir la sangre necesaria. Así comenzó el apoyo y
el cariño hacia esta niña de etnia ixil. Recientemente cuando la doctora Garcés visitaba a
Magdalena en el hospital, le preguntó si quería algo. “Sí”, contestó la niña de ocho años de edad, “Una muñeca con falda roja”.
Varios afiliados y afiliadas colaboraron y Ana le llevó la muñeca unos
días después.
La condición con la cual nació Magdalena, se llama
extrofia vesicular, y es muy rara (1 caso entre 100,000 nacidos). Sin embargo,
con el apoyo de muchas personas en Guatemala y de los Estados Unidos, se han
logrado avances. Magdalena tenía seis años cuando su madre Jacinta me
la trajo al convento parroquial de Chajul, en noviembre de 2011 pidiendo ayuda.
Me contó que desde que Magdalena nació, no tenía ningún control en orinar.
Llevó a su hijita recién nacida al hospital en Nebaj (15 km separan Chajul de
Nebaj) donde le dijeron, “No podemos
hacer nada ahora. Tráigala cuando tenga seis años.” Durante toda su vida, día y noche, Magdalena
orinaba. El olor de orín penetraba su ropa como perfume malvado y la seguía
dondequiera que iba. Otros niños no quisieron jugar con ella. No pudo
participar en fiestas familiares porque nadie quería estar cerca de ella.
Jacinta temía que no podría ir a la escuela.
Mandé fotos
por correo electrónica a Jody Greenlee, encargada de un programa de
cirujanos pediátricos voluntarios de EE.UU. quienes llegarían a Guatemala en
enero 2012. La pregunté si uno de los cirujanos podría operar a la niña. El día
siguiente, Jody me avisó que esa misma
semana un urólogo pediátrico de los EE. UU. estaba en un centro en la capital
examinando y operando a niños. Avisé a Jacinta quien aceptó llevar a Magdalena
conmigo a la ciudad de Guatemala (hay 200
km entre la ciudad de Guatemala y Chajul). Nos acompañaba su amiga Manuela como
traductora entre ixil y español. Antes de irnos, Jacinta me sorprendió con
regalo de agradecimiento: una gallina viva (en las comunidades mayas
guatemaltecas, se acostumbra a dar lo mejor que se tiene en agradecimiento, aún
siendo un familia pobre, regalaron la gallina que podría ayudarles en comida).
El urólogo nos explicó que la condición congénita de
Magdalena era una malformación del sistema urológico en la cual la vejiga nunca
se cerró, y parte de la vejiga quedó afuera del cuerpo. Nos dijo que Magdalena
tendría que ir a los EE.UU. por hasta 6 meses, para varias operaciones muy
complicadas. Al oír esto, Jacinta se desesperó. No podía dejar a sus otros
hijos, no podía hablar español, menos
inglés.
En 2011 había mandado unas fotos de la condición de
Magdalena a nuestras hermanas doctoras Mary Lou Daoust y Juana Buellesbach. En
marzo, 2012, me avisaron que vieron en la Prensa Libre (un periódico de gran
circulación en Guatemala) un artículo sobre una operación igual a la que
necesitaba Magdalena, hecho por un equipo de cirujanos guatemaltecos (http://www.prensalibre.com/vida/Especialistas-reconstruyen-sistema-urinario-anos_3_673162678.html ).
Con estas noticias me comuniqué con Dr. Javier
Bolaños, jefe del equipo, quien nos dio una cita en su clínica en la ciudad.
Nos dio la buena noticia que se podrían hacer las operaciones necesarias, poco
a poco, en el Hospital Roosevelt. La primera operación se hizo en diciembre,
2012, y desde febrero, 2013, Magdalena y su madre Jacinta se han quedado en el
hospital para otras cirugías y tratamientos de infecciones urinarias. Ahora,
además de su madre, Magdalena está acompañada por su muñeca con falda roja.
Un beneficio de su larga estancia en el hospital:
Jacinta, por la fuerza, tuvo que aprender hablar algo de español mientras su
hijita Magdalena saldrá del hospital ¡perfectamente bilingüe!
Nota: Mientras preparábamos esta edición fuimos informadas que Magdalena fue dada de alta y está de nuevo en casa.¡ Qué alegría!
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