viernes, 26 de abril de 2013

Afiliados y Afiliadas en acción

 UNA MUÑECA Y UNA ESPERANZA PARA MAGDALENA


Por Sister Bernice Kita, MM
Chajul, Guatemala

 
Las/los Afiliados de Maryknoll, Capítulo Guatemala, han tomado el caso de la niña chajulense (originaria de Chajul, municipio del departamento del Quiché) Magdalena Elisa Pacheco Solís como causa propia. Hace más de un mes en el Hospital Roosevelt (hospital público en la ciudad de Guatemala) Magdalena necesitaba sangre para una cirugía. Yo me comuniqué con la doctora Ana Garcés, afiliada, preguntándole si el capítulo de Afiliados/as de Guatemala podría ayudar a conseguirla. Ana, junta con Rosa Beatriz de Larios pusieron en marcha una campaña para conseguir la sangre necesaria. Así comenzó el apoyo y el cariño hacia esta niña de etnia ixil. Recientemente cuando la doctora Garcés visitaba a Magdalena en el hospital, le preguntó si quería algo. “”, contestó la niña de ocho años de edad, “Una muñeca con falda roja”.  Varios afiliados y afiliadas colaboraron y Ana le llevó la muñeca unos días después.
 
 
La condición con la cual nació Magdalena, se llama extrofia vesicular, y es muy rara (1 caso entre 100,000 nacidos). Sin embargo, con el apoyo de muchas personas en Guatemala y de los Estados Unidos, se han logrado  avances. Magdalena tenía seis años cuando su madre Jacinta me la trajo al convento parroquial de Chajul, en noviembre de 2011 pidiendo ayuda. Me contó que desde que Magdalena nació, no tenía ningún control en orinar. Llevó a su hijita recién nacida al hospital en Nebaj (15 km separan Chajul de Nebaj) donde le dijeron, “No podemos hacer nada ahora. Tráigala cuando tenga seis años.” Durante toda su vida, día y noche, Magdalena orinaba. El olor de orín penetraba su ropa como perfume malvado y la seguía dondequiera que iba. Otros niños no quisieron jugar con ella. No pudo participar en fiestas familiares porque nadie quería estar cerca de ella. Jacinta temía que no podría ir a la escuela.

Mandé fotos  por correo electrónica a Jody Greenlee, encargada de un programa de cirujanos pediátricos voluntarios de EE.UU. quienes llegarían a Guatemala en enero 2012. La pregunté si uno de los cirujanos podría operar a la niña. El día siguiente, Jody  me avisó que esa misma semana un urólogo pediátrico de los EE. UU. estaba en un centro en la capital examinando y operando a niños. Avisé a Jacinta quien aceptó llevar a Magdalena conmigo a la ciudad de Guatemala  (hay 200 km entre la ciudad de Guatemala y Chajul). Nos acompañaba su amiga Manuela como traductora entre ixil y español. Antes de irnos, Jacinta me sorprendió con regalo de agradecimiento: una gallina viva (en las comunidades mayas guatemaltecas, se acostumbra a dar lo mejor que se tiene en agradecimiento, aún siendo un familia pobre, regalaron la gallina que podría ayudarles en comida).
 
 

El urólogo nos explicó que la condición congénita de Magdalena era una malformación del sistema urológico en la cual la vejiga nunca se cerró, y parte de la vejiga quedó afuera del cuerpo. Nos dijo que Magdalena tendría que ir a los EE.UU. por hasta 6 meses, para varias operaciones muy complicadas. Al oír esto, Jacinta se desesperó. No podía dejar a sus otros hijos, no podía hablar español,  menos inglés.

En 2011 había mandado unas fotos de la condición de Magdalena a nuestras hermanas doctoras Mary Lou Daoust y Juana Buellesbach. En marzo, 2012, me avisaron que vieron en la Prensa Libre (un periódico de gran circulación en Guatemala) un artículo sobre una operación igual a la que necesitaba Magdalena, hecho por un equipo de cirujanos guatemaltecos (http://www.prensalibre.com/vida/Especialistas-reconstruyen-sistema-urinario-anos_3_673162678.html ).
Con estas noticias me comuniqué con Dr. Javier Bolaños, jefe del equipo, quien nos dio una cita en su clínica en la ciudad. Nos dio la buena noticia que se podrían hacer las operaciones necesarias, poco a poco, en el Hospital Roosevelt. La primera operación se hizo en diciembre, 2012, y desde febrero, 2013, Magdalena y su madre Jacinta se han quedado en el hospital para otras cirugías y tratamientos de infecciones urinarias. Ahora, además de su madre, Magdalena está acompañada por su muñeca con falda roja.

Un beneficio de su larga estancia en el hospital: Jacinta, por la fuerza, tuvo que aprender hablar algo de español mientras su hijita Magdalena saldrá del hospital ¡perfectamente bilingüe!


Nota: Mientras preparábamos esta edición fuimos informadas que Magdalena fue dada de alta y está de nuevo en casa.¡ Qué alegría!

 

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