ALGUNAS PAUTAS PARA REFLEXIONAR DESDE LA METÁFORA DEL ÁGUILA Y LA GALLINA
Por Lizbeth Gramajo
Afiliada Maryknoll, Guatemala
La
metáfora del águila y la gallina ha sido ya bastante difundida; sin embargo,
pocos conocen su origen. Esta metáfora fue contada por James Aggrey, un
educador popular originario de Ghana, considerado uno de los precursores del
nacionalismo africano y del panafricanismo. Vale la pena recordar que la
historia de este pequeño país africano, situado entre Costa de Marfil y Togo,
está ligada a una larga historia de la colonización por parte de los
británicos, holandeses, franceses y portugueses. Debido a sus riquezas en oro
esta región fue llamada Costa de Oro, Aggrey creía que para liberar esta
colonia se necesitaba liberar la conciencia del pueblo, la cual estaba
esclavizada con ideas y valores introyectados por los colonizadores. El 6 de
marzo de 1957 se proclamó la independencia de Costa de Oro y el país recuperó
su antiguo nombre: Ghana. ¡Ghana fue la primera colonia africana en
conquistar su independencia! James Aggrey no alcanzó a ver la liberación de
Ghana ya que murió en 1927, sin embargo, su acción y educación liberadora
inspiró a muchos hombres y mujeres a trabajar por ella.
En
1925 en una reunión de líderes populares y en medio de opiniones divididas
sobre la mejor manera de liberar a Ghana de la colonización, este ingenioso
educador popular pidió la palabra y regaló la hermosa historia del águila y la
gallina:
“Érase una vez un campesino que fue a la selva
vecina a cazar un pájaro para tenerlo cautivo en su casa. Consiguió un
aguilucho y lo puso en el gallinero con las gallinas. Comía maíz y la ración propia
de las gallinas, aunque el águila fuese rey/reina de todos los pájaros. Cinco
años más tarde vino a su casa de visita un naturalista. Mientras paseaba por el
jardín, el naturalista observó:
-Ese pájaro de ahí no es
una gallina. Es un águila.
-Claro-respondió el campesino- que es un águila. Pero criada como
gallina. Ya no es un águila, se ha vuelto una gallina como
las otras, a pesar de esas alas de casi tres metros de envergadura.
-No
puede ser-replicó el
naturalista-, es y será siempre un
águila. Tiene corazón de águila y ese corazón lo hará volar, un día, a las
alturas.
-¡Qué va!-insistió el campesino-, se convirtió en gallina y jamás volará
como águila.
Entonces
decidieron hacer la prueba. El naturalista tomó el águila, la levantó muy alto
y, desafiándola, le dijo: Ya que eres un
águila, ya que perteneces al cielo y no a la tierra, ¡abre tus alas y vuela! El
águila siguió posada sobre el brazo entendido del naturalista. Miraba
distraídamente a su alrededor. Vio las gallinas abajo, escarbando los granos, y
saltó a su lado. El campesino comentó: ¡Se lo dije! Se ha convertida en una simple gallina. Nada de
eso- volvió a insistir el naturalista-.
Es un águila, y un águila será siempre un águila. Probaremos nuevamente mañana.
Al
día siguiente, el naturalista subió con el águila a la azotea de la casa. Le
susurró: ¡Águila, ya que eres águila,
abre tus alas y vuela! Pero cuando el águila vio abajo las gallinas,
escarbando el suelo, saltó y se fue junto a ellas. El campesino sonrió y volvió
a la carga: ¡Ya se lo había dicho, se ha
convertido en gallina! No-respondió
firmemente el naturalista-. Es un águila
y siempre tendrá corazón de águila. Vamos a probar por última vez. Mañana la
haré volar.
Al
día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano.
Agarraron al águila, la llevaron fuera de la ciudad, lejos de las casas de los
hombres, a lo alto de una montaña. El sol naciente doraba las cumbres de la
cordillera. El naturalista levantó al águila muy alto y le ordeno: -¡Águila, ya que eres un águila, ya que
perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela!
El
águila miró a su alrededor. Temblaba como si experimentase una nueva vida. Pero
no voló. Entonces el naturalista le sujetó firmemente, en dirección al sol,
para que sus ojos pudiesen llenarse de la claridad del sol y de la inmensidad
del horizonte. En ese momento, abrió sus potentes alas, lanzó el típico kau-kau de las águilas y se irguió,
soberana, sobre sí misma. Y comenzó a volar, a volar hacia las alturas, a volar
cada vez más alto. Voló…voló…hasta confundirse con el azul del firmamento…” (Versión contada por Leonardo Boff en el
libro El águila y la gallina una metáfora de la condición humana)
Pautas para la reflexión personal: ¿En qué ocasiones me he sentido como la gallina?, ¿Qué necesito trabajar personalmente para ser como el
águila?, ¿En qué ocasiones he actuado como el campesino
llevando al águila al corral de las gallinas?, ¿En qué ocasiones he actuado como el naturalista
apoyando al águila para que descubra su poder interior?
Pautas
para la reflexión comunitaria: ¿De qué forma podemos contribuir en los procesos de
liberación de nuestras propias comunidades y países para que pueden dejar de
sentirse como gallinas y volar como águilas?
Pautas para la reflexión desde
Afiliados y Afiliadas Maryknoll: El águila y la gallina representan dos dimensiones
fundamentales de la existencia. La gallina, la dimensión del enraizamiento, de
lo limitado; el águila, la dimensión de la apertura, de lo ilimitado. ¿Cómo
podemos lograr el equilibrio entre estas dos dimensiones?, ¿Cómo desde los 4
pilares de Afiliados Maryknoll (Espiritualidad, Visión Global, Acción y
Comunidad) podemos mantener ese equilibrio entre estas dos dimensiones de
nuestra existencia?
Leonardo Boff dice: “Toda colonización-sea la antigua por la invasión de los territorios, sea la moderna, por la integración forzada en el mercado mundial-significa siempre un acto de grandísima violencia. Implica bloquear el desarrollo autónomo de un pueblo.” ¿De qué forma podemos desde nuestro trabajo en Afiliados y Afiliadas Maryknoll apoyar procesos de desarrollo autónomo de nuestros pueblos?
Para continuar profundizando en esta hermosa metáfora los y las invito a la lectura de dos hermosos libros, en los que me he basado para escribir este artículo, son El águila y la gallina una metáfora de la condición humana y El vuelo del águila, cómo el ser humano aprende a volar; ambos escritos por Leonardo Boff.
Leonardo Boff dice: “Toda colonización-sea la antigua por la invasión de los territorios, sea la moderna, por la integración forzada en el mercado mundial-significa siempre un acto de grandísima violencia. Implica bloquear el desarrollo autónomo de un pueblo.” ¿De qué forma podemos desde nuestro trabajo en Afiliados y Afiliadas Maryknoll apoyar procesos de desarrollo autónomo de nuestros pueblos?
Para continuar profundizando en esta hermosa metáfora los y las invito a la lectura de dos hermosos libros, en los que me he basado para escribir este artículo, son El águila y la gallina una metáfora de la condición humana y El vuelo del águila, cómo el ser humano aprende a volar; ambos escritos por Leonardo Boff.
Referencias:
BOFF,
Leonardo (2006). El águila y la gallina
una metáfora de la condición humana.
4ª edición. Madrid: Editorial Trotta.
BOFF,
Leonardo (2000). El vuelo del águila.
Cómo el ser humano aprende a volar. México: Ediciones Dabar.
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