jueves, 20 de junio de 2013

Por una vida digna


ABRAMOS LAS PUERTAS AL DIÁLOGO EN GUATEMALA
Por Steve Barret, Afiliado Maryknoll
 Quetzaltenango, Guatemala

 
 
Vivimos en tiempos muy contradictorios.  Por un lado, se habla de la necesidad de “celebrar la diversidad” de culturas, idiomas y creencias de la familia humana.  Y por otro, siguen atrincherados los prejuicios de toda índole: de género, de clase y de etnia, aunque estas clases de discriminación suelen manifestarse más disfrazadas que antes.  Para confundirlo todo, tenemos el fenómeno conocido como la globalización que supuestamente une a  todo el mundo.  Su mayor fruto, sin embargo, parece ser estandarizar al mundo.  Quetzaltenango, departamento de Guatemala, por ejemplo, tiene cuatro restaurantes de McDonald y se encuentran muchos otros negocios y productos que no se encontraban aquí hace quince años, pero ¿cómo exactamente es que esto nos une?  ¿Qué diversidad se celebra cuando todos compran lo mismo, hablan el mismo idioma y piensan lo mismo?  ¿Será que esto es lo que Jesús tenía en mente al orar a Dios porque todas y todos fuéramos unidos?
 
Las variadas experiencias que he tenido a lo largo de mi vida adulta con personas de distintas denominaciones y religiones me convence que estar unido en la fe no quiere decir que deberíamos pensar lo mismo en todo.  Este viaje de fe inició en mi niñez cuando crecí en la Iglesia Metodista Unida, una denominación protestante conocida por su ecumenismo, y sigue hasta el presente.  Comparto en este espacio algunas de mis experiencias ecuménicas que sobresalen más para mí.
 
A finales de los años 1980 y a inicios de los 1990 tuve la gran dicha de participar en Encuentros Cristianos, un movimiento integrado por personas evangélicas, protestantes y católicas que se reunían mensualmente en las varias regiones de Guatemala para reflexionar, orar y buscar cómo responder a la realidad nacional en esos últimos años de la guerra civil.  Este movimiento llevó a la formación de la instancia Jornadas por la Vida y la Paz, la cual influyó en los Acuerdos de la Paz. 
 
Cuando paso tiempos prolongados en los EEUU, vivo en una comunidad de fe de los Trabajadores Católicos (Catholic Worker) en Columbia, Missouri.  En la comunidad celebramos servicios religiosos a los cuales invitamos a personas de las diversas expresiones de la fe cristiana y de las comunidades judía y musulmana.  Los vínculos y la solidaridad que han salido de estos encuentros me recuerdan cómo urge establecer lazos entre las varias expresiones fe que se dan en Guatemala, incluso la espiritualidad maya, ya que existen tantas divisiones y poco diálogo.
Actualmente me reúno mensualmente con un grupo de personas de diversos trasfondos, todos cristianos  y algunos practicantes de la espiritualidad maya, con el propósito de retomar lo que se inició en los años de Encuentros Cristianos.  De hecho seis de los integrantes de este grupo participábamos en dicho movimiento.  Somos una pequeña comunidad de fe que busca rescatar y vivir la fe profética anunciada por Jesús que denuncia toda injusticia al mismo tiempo que anuncia que otro mundo es posible.  Coincidimos con la letra de la canción del famoso conjunto musical, Los Guaraguao, que reza, “Iglesia que no denuncia la injusticia y la opresión es una iglesia rendida.”
¿Cómo evitamos ser una iglesia rendida en tiempos tan complicados como los que vivimos actualmente?  ¿Cómo evitamos ser una iglesia anti Pentecostés que no intenta entender mucho menos valorar las diferencias entre las personas, que no cede ante las presiones de la globalización de moldear a todas y todos en una sola imagen?  Nos urge “abrir las puertas,” como urgió Juan XXIII y no quedarnos encerrados y estancados en nuestras particulares expresiones de fe.  Al tomar las manos de nuestras hermanas y hermanos que creen de maneras distintas a nuestra manera de creer, todas y todos salimos enriquecidos y fortalecidos en nuestra fe.  Sólo así, en comunidad, podemos comenzar a sanar las divisiones que desgarran al mundo de hoy y enfrentar los enormes desafíos que nos enfrentan a la raza humana.
 
 


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