UNA EXPERIENCIA DE DIÁLOGO INTERRELIGIOSO EN PANAMÁ
Por Sister Esperanza Principio, MM
Nueva York*
A principios del año
2007, la Hermana de Maryknoll, Esperanza inició con la colaboración del Comité
Ecuménico de Panamá (COEPA) y el Comité interreligioso de Panamá, el programa
interreligioso e intercultural para las niñas y niños de diferentes religiones. Desde las primeras reuniones, diálogos y formación
con los líderes de ambos comités se creó la Red Global de las Religiones a
Favor de la Niñez – Panamá o (GNRC) por sus siglas en inglés – integrada por:
la Congregación Kol Sheratih Israel, Comunidad Fe Bahaí, Hermanas Maryknoll,
Comunidad Indígena, Comité Ecuménico de Panamá, Comunidad Musulmana de Colón y
el Comité Interreligioso de la Conferencia Episcopal Panamá.
Esperanza Principio
junto a niños y niñas en Panamá
En el año 2008 se impartió la primera formación sobre la educación ética para los líderes de varias comunidades cristianas y no cristianas y de allí esta formación en base del manual “Aprender a Vivir Juntos” fue compartida a diferentes niños, niñas y adultos a los miembros de la Red Global de Religiones a Favor de La Niñez de Panamá.
La inclusión de los indígenas fue una misión de la red
considerando que los indígenas panameños son marginados. Por eso, en cooperación con la Hermana
Maryknoll Melinda Roper que está en el área de Darién, la GNRC Panamá fue
colaborando con los líderes indígenas del pueblo en el año 2008 y el año 2009.
La red incluyó a las dos comunidades indígenas Embera-Wounaan en
Pueblo Nuevo y Arimae en Santa Fe Provincia de Darién en la formación y
educación sobre “Aprender a Vivir Juntos”. Después de
que diversos grupos habían recibido la formación “Aprender a vivir juntos”,
participaron en la celebración del Día Mundial de Oración y Acción en la ciudad
del Saber en Clayton, Panamá.
La acción prioritaria
en la comunidad indígena de Santa Fe Darién por dos años fue: “Fortalecer la
identidad indígena y Protección del Idioma Embera – Wounaan”, al trabajar en
grupos los niños se empoderaron y acordaron realizar tres compromisos:
1) Pedirles a sus padres que les enseñaran dos palabras en el dialecto
wounaan por día, para ampliar su vocabulario y así poder enseñárselo a los
niños más pequeños.
2) Solicitar a los dirigentes comunitarios celebrar una actividad cultural
para aprender a bailar sus danzas.
3) El segundo grupo de niños y pre jóvenes se comprometieron a enseñarles a
los niños de 6 a 8 años a leer y a escribir en jornadas de una hora cada 15
días
Para mí fue una bendición trabajar con mis hermanos/hermanas
indígenas de Darién. Me enseñaron a
amarlos incondicionalmente. Sentí mucha
alegría y satisfacción al haber convivido y trabajado con ellos. Me admiró la sabiduría que hay entre los
indígenas y la relación honesta, sincera
y pura que establecen con el Creador.
Respetan la naturaleza y conviven con ella como una comunidad más. También, durante el tiempo que trabajé con la
comunidad indígena, experimenté esa riqueza, colaboración y cooperación que
existe entre ellos. Compartieron lo que
tienen, nos ofrecieron su amistad, y
aprendimos a convivir entre todos. Son valores
y situaciones de vida que llevaré a donde vaya porque enriquecen mi vida.
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