domingo, 1 de septiembre de 2013

Buena Nueva

 

UNA PREGUNTA, DIVERSAS RESPUESTAS

 
Desde No Tan Lejos del Horizonte pedimos a diferentes personas que respondieran a la siguiente pregunta ¿Qué es celebrar la fe para mí? Compartimos con ustedes las respuestas a estas preguntas desde diversas miradas. Sin duda, estas miradas diversas son las que enriquecen la celebración de la fe en nuestro continente.


Dennis Smith, Misionero Presbiteriano

La guerra en Guatemala perduró 36 años; ningún ser humano salió ileso de este trágico conflicto.  Doscientos mil muertos.  Un millón de personas desplazadas, 440 aldeas borradas del mapa.  La violencia nos violentó de manera pareja.  Ser verdugo, víctima o testigo, semejante violencia rompió algo en lo más profundo de cada persona.

En Guatemala estamos aprendiendo que “celebrar la fe” es construir el mundo imaginado por Dios, y que esta lucha debe seguir.  Pero también estamos aprendiendo que es una lucha que nos va a consumir.  Habiendo quedado tan profundamente fracturadas en la esencia de nuestro ser por la guerra, hemos aprendido que la lucha por construir una paz justa y duradera nos dejará aún más rotos.  Aún así, al celebrar nuestra fe en comunidad – al celebrar la vida misma – construimos esperanza. Hoy todavía nos aflige la fragmentación e intolerancia, todavía estamos aprendiendo cómo celebrar la diversidad y la diferencia.  Todavía subyace en nuestro ser colectivo el espectro de la violencia: hombres contra mujeres, ladinos contra indígenas, ricos contra pobres, los de la ciudad contra los del campo.

Al hacer este análisis, en ningún momento estoy menospreciando el aporte enorme de fe y testimonio de concientización y obra social hecho por nuestras iglesias al pueblo latinoamericano.  Nuestras iglesias han echado raíces aquí.  Hemos ganado el derecho de llamarnos iglesias latinoamericanas.  Es justo y necesario celebrar el testimonio vivo de tantos hermanos y hermanas que han sido, que siguen siendo, portadores fieles del Evangelio. Siendo fiel a tantos testigos y testigas fieles, es hora de recuperar la tradición de humildad y hospitalidad que forman parte esencial de las buenas nuevas de Jesús.  Y como presbiteriano, heredero de la tradición de Juan Calvino y Juan Knox, afirmo que formamos parte de una iglesia reformada, siempre reformándose.  Entiendo que Dios no se agota en mi humilde comprensión de su persona; Dios no se agota en mi experiencia.

Dios se manifiesta en lo más profundo de nuestro corazón, nos desafía, nos perdona, nos transforma, nos consuela, nos acompaña siempre.  Pero Dios no se agota en nuestra experiencia particular.  Dios no se agota en un credo, en una nación, en un idioma, una cultura, una historia.  Por eso debemos mostrar respeto hacia personas de otras tradiciones y manifestar nuestra disposición de aprender de ellas.  Nunca debemos tratar de reducir al Creador del Universo a nuestra religión; a nuestro credo. En mi propio peregrinaje, he llegado a comprender que mi propia salud, mi propia plenitud y bienestar como ser humano depende de mi capacidad de nutrirme, desde mi propia fe, de las experiencias de fe de toda persona de buena voluntad.  Esto es celebrar la fe…

 
Hna. Angélica Segoviano, OSR; República Dominicana

Celebrar la FE, significa asumir  y contagiar  una actitud de  entrega alegre al servicio de los demás, es  mirar con ternura a quien no se siente  amado, es dar lo mejor de  nosotras  mismas a los  demás, construyendo así un sociedad más justa, humana y solidaria.   Reunidos, para CELEBRAR LA FE, es ver  nacer a una,  un niña/niño,  es ver  levantarse a  una mujer encorvada porque se ha descubierto hija de DIOS, es oír la voz de  un padre que pide  perdón a su esposa  porque  se  equivocó al juzgarla, es saludar  a la mujer de la guagua que viaja  cansada  PERO FELIZ, porque lleva de comer  a sus hijos.  Celebrar la  fe, significa unir  corazones  cariñoso y  contagiar a otros que  no quieren ver que la  FE   SIN OBRAS  NO ES  FE…..LA VIDA   RECLAMA Y NOS GRITA QUE LE FE  ES VIVIR  EL EVANGELIO DE  JESUS…. DEJARNOS  TRANSFORMAR  POR ÉL…..AMAR  Y SER  AMADOS.
 
Astrid Castañeda de Celis, Guatemala
Me causa mucha emoción el que me pregunten, qué significa para usted Celebrar la fe.  Nunca antes lo había pensado.  Una celebración es siempre motivo de mucha alegría y esto es precisamente lo que siento: alegría, ilusión, esperanza de reafirmar el creer en un Dios de amor y esforzarme a vivir de acuerdo a su voluntad.  Es sentir en Él la fortaleza necesaria para seguir adelante, hablarle, pedirle, escucharle y darle gracias por tantas bendiciones recibidas.
Nelson Gramajo, Proyecto Vida
Coatepeque, Guatemala
Para mí un acontecimiento de fe es admirar algo muy especial, como un milagro.  También es celebrar algo que no se ve, pero se siente.  La fe lleva a creer en algo que no se ve.
Bob Short, Coordinador Ejecutivo del Board de Afiliados Maryknoll
Cuando la editora, Rosa Beatriz, me solicitó que escribiera en “pocas líneas” lo que es la celebración de la fe para mí, el primer pensamiento que tuve fue, que la mayoría de las veces es más significativo, celebrar la fe en comunidad o por lo menos con dos personas que solos.
Aprendí mucho de la importancia de lo comunitario y la fe del pueblo de Bolivia y Ecuador cuando viví con mi familia en esos dos países.
El siguiente pensamiento yuxtapone dos imágenes: la primera, fue la majestuosa misa en la Basílica de San Pedro en Roma, con trompetas, órgano de gran pipa, coro profesional, el Papa, decenas de celebrantes y miles de fieles presentes.  Por el contrario, la segunda imagen es la de un simple servicio de oración al aire libre en el campo, con un solo guitarrista y, probablemente 30 personas presentes compartiendo su fe en unidad.  Ambas imágenes tienen su lugar, pero para mí, la segunda me llevó a estar más cerca de las Buenas Nuevas del Evangelio.
 
Magda de García-Salas, Guatemala
 
Celebrar la fe es vivir un día a la vez, cuidar la paz interior, establecer relaciones de respeto y tolerancia con las personas que nos rodean, sean conocidos o no.  No juzgar ni emitir juicios acerca de las personas por su apariencia.  No interferir en aquello que no es de nuestra incumbencia.
Ver a los hombres y a las mujeres con ojos de amor, ayudar a quien lo necesita, no sintiéndose superior o inferior a nadie.  Evitar pensar que el ir a misa todos los domingos nos hace salvos o nos da autoridad para condenar a los demás.  Haciendo parte de nuestra vida las enseñanzas de Jesucristo es una forma de celebrar la fe.


 

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