DESCANSE EN PAZ
JAIME (JIM) MADDEN, MM
(9-01-2014)
Fundador, junto con Sister Ellen McDonald, MM, del Movimiento de Afiliados Maryknoll.
LA OBRA DEL PADRE JAIME MADDEN
EN PERÚ
Por Alberto Bailleti,
Afiliado Maryknoll, Perú
El padre Jaime (Jim) Madden nació el 7 de setiembre
de 1933 en la ciudad de Indianápolis del estado de Indiana, al Noreste de
los Estado Unidos y al Oeste de las montañas de los
Apalaches. Creció en una ciudad de granjeros con muchos árboles, plantas y
hermosas flores de peonia. La urbe se encontraba rodeada de campos de maíz. Sin duda fue un
niño feliz jugando con
otros igual de afortunados.
Luego de ser ordenado sacerdote en 1960, la primera misión del joven sacerdote de 27 años de edad fue en Ciudad de Dios. Un pueblo nuevo de gente pobre, mayormente migrantes andinos, que a mediados del siglo XX se instaló a vivir en precarias casas de esteras en un desierto al sur de la ciudad de Lima. No había servicios de agua, electricidad, salud ni colegios.
En el Altiplano aprendió a hablar el idioma aimara con fluidez para comunicarse con el alma del pueblo. Fue uno de los primeros misioneros en abrir un diálogo interreligioso con los Apus de esa primera nación andina. Es muy popular una fotografía en la que aparece celebrando misa en un cerro con pobladores aimara bajo sus cánones culturales.
Luego de ser ordenado sacerdote en 1960, la primera misión del joven sacerdote de 27 años de edad fue en Ciudad de Dios. Un pueblo nuevo de gente pobre, mayormente migrantes andinos, que a mediados del siglo XX se instaló a vivir en precarias casas de esteras en un desierto al sur de la ciudad de Lima. No había servicios de agua, electricidad, salud ni colegios.
Los pobladores eran considerados invasores, ilegales, y a menudo tenían que enfrentar la
represión oficial. Los niños padecían principalmente
de enfermedades en las vías respiratorias por la densa neblina que
llega a ese lugar en invierno. En verano sufrían de enfermedades
gastrointestinales por la falta de agua potable y de refrigeradoras.
Las noches de hambre de los niños eran muy distintas a las de los barrios
tradicionales de la ciudad de Lima y de las que había conocido Jaime
Madden en su infancia. Aquí en el Perú encontró niños que no tenían sueños, padres que no
tenían cantos, solo tenían el miedo a la
muerte y al propio miedo como reza la famosa canción de María Dolores Pradera.
Desde la parroquia el padre Jaime brindaba ayuda a los necesitados y se solidarizaba
con la causa de un pueblo que pedía que el Estado reconociera a su gente los
derechos mínimos que
corresponden a cualquier ser humano. Sin cumplir estas tareas humanitarias,
pensaba, la prédica del Evangelio
no hubiese sido auténtica. El padre coincidía con Gandhi para
quien Dios debía ser presentado a
los pobres primero en forma de pan.
Jaime Madden sembró sus primeras semillas en el Perú con mucho amor y
alegría así como con la
sencillez y buen humor que caracterizaba a los granjeros de su ciudad natal.
Uno de sus frutos es la actual Comunidad
Misionera de Afiliados Maryknoll de Ciudad de Dios. Esta está formada por
quienes décadas antes eran jóvenes catequistas
de la parroquia del padre Jaime. Un grupo de hermanos que ahora han vuelto a
unirse como Capítulo, atraídos por los
hermosos recuerdos de su
juventud en que bajo la dirección del padre caminaban los arenales
llevando la palabra y consuelo del Evangelio.
De Ciudad de Dios subiendo el cerro encontramos la parroquia de San
Francisco, Pamplona Alta, donde el padre Jaime era muy querido. Los jóvenes que lo
conocieron en esa época, inspirados por él, se agruparon en
la Comunidad Misionera de Afiliados Maryknoll de San Francisco, estrechamente
vinculado a la agrupación de dirigentes y pobladores de la
denominada Mesa de Diálogo de la Parroquia con la que vienen
desarrollando varias actividades a favor de la comunidad.
El padre Madden pasó luego a la Prelatura de Juli, en la región Sur Andina del Perú, donde sirvió en las misiones de
Maryknoll en pequeños poblados y comunidades rurales aimaras.
En estos parajes de extrema pobreza los niños tampoco la
pasaban bien, en los meses del friaje miles sufrían enfermedades
respiratorias y decenas morían. Los ganados de llamas, alpacas y
ovejas tampoco resistían la inclemencia del clima y los
pobladores quedaban sin su principal fuente de alimentación. Lamentablemente
las autoridades no tomaban previsiones. Actuaban todos los años sólo cuando las
noticias de las desgracias aparecían en los periódicos y ya era
tarde. En su último testamento a
los Afiliados el padre Jaime nos advierte de los siete pecados capitales según Gandhi; el
primero es el de la práctica de la política sin
principios.
En el Altiplano aprendió a hablar el idioma aimara con fluidez para comunicarse con el alma del pueblo. Fue uno de los primeros misioneros en abrir un diálogo interreligioso con los Apus de esa primera nación andina. Es muy popular una fotografía en la que aparece celebrando misa en un cerro con pobladores aimara bajo sus cánones culturales.
La práctica Maryknoll de
buscar el Reino de Dios entre el pueblo, valorando a todas las personas, a los
valores y a la riqueza de sus culturas; le trajo problemas. Varias autoridades
civiles y eclesiásticas sintieron que se amenazaba el Statu
Quo y se socavaba el poder tradicional. En el 2008 el obispo de Juli sin mediar
explicación “invitó” a los padres de
Maryknoll a retirarse de la Prelatura de Juli, a la que habían servido desde
1957. El padre Jaime Madden fue uno de los expulsados junto con los padres
Roberto Hoffman, Edmundo Cookson y Miguel Briggs.
Para abreviar, diremos que gracias a la perseverancia del padre Jaime
como coordinador del estamento de los Misioneros Afiliados, en la actualidad
existen siete Comunidades en el Perú: 3 en Lima, 3 en Arequipa y 1 en Puno.
Ahora tenemos también en el padre Jaime un santo en el cielo
para que nos ayude.
Pocos días antes de ser
llamado por Dios a su presencia quiso dejarnos a los Afiliados su último mensaje: ¡NUESTRO DIOS ES EL
DIOS DE LA VIDA! Recordándonos nuestra misión en un planeta
en el que la mayoría de la gente no
goza de una vida plena.
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