sábado, 18 de octubre de 2014

Buena Nueva


LA PROPUESTA DEL PAPA FRANCISCO: LA REVOLUCIÓN DE LA TERNURA
 
Por Lizbeth Gramajo
Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala
 
 
El Papa Francisco en varias ocasiones y con mucho entusiasmo nos ha invitado a unirnos en una “Revolución de la Ternura”. Pero, ¿En qué consiste esta Revolución de la Ternura? En este artículo se presentan algunos recursos que pueden permitirnos acercarnos a esta propuesta del Papa Francisco desde sus propias palabras. Los compartimos con la intención que pueda ser una fuente para reflexionar y responder, de forma individual y en comunidad, a esta propuesta del Papa Francisco.
 
 
La palabra “ternura” ha acompañado al Papa Francisco desde la inauguración de su pontificado. En la homilía inaugural del 19 de marzo del 2013 mencionó: No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.”
 
 
La invitación a la “Revolución de la ternura” aparece desarrollada en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium “La alegría del Evangelio” del 26 de noviembre de 2013:
 
88. El ideal cristiano siempre invitará a superar la sospecha, la desconfianza permanente, el temor a ser invadidos, las actitudes defensivas que nos impone el mundo actual. Muchos tratan de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o hacia el reducido círculo de los más íntimos, y renuncian al realismo de la dimensión social del Evangelio. Porque, así como algunos quisieran un Cristo puramente espiritual, sin carne y sin cruz, también se pretenden relaciones interpersonales sólo mediadas por aparatos sofisticados, por pantallas y sistemas que se puedan encender y apagar a voluntad. Mientras tanto, el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.
 
288. Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes (…) Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización.
 
 
En la víspera de su primera Navidad el Papa Francisco constantemente habló de la ternura de Dios. En su homilía del 10 de diciembre de 2013 en Santa Marta mencionó: “El señor nos consuela con ternura”, “Dios que es poderoso tiene miedo a la ternura”, “Él se hace ternura, se hace niño, se hace pequeño.”
 
 
En el Mensaje de Navidad “Urbi et Orbi” del 25 de diciembre de 2013 Francisco nos recordó la ternura de Dios:
 
Queridos hermanos y hermanas, en este mundo, en esta humanidad hoy ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. No pasemos de largo ante el Niño de Belén. Dejemos que nuestro corazón se conmueva: no tengamos miedo de esto. No tengamos miedo de que nuestro corazón se conmueva. Tenemos necesidad de que nuestro corazón se conmueva. Dejémoslo que se inflame con la ternura de Dios; necesitamos sus caricias. Las caricias de Dios no producen heridas: las caricias de Dios nos dan paz y fuerza.
 
 
 
 
En el Discurso a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Timor Oriental durante la visita “Ad Limina Apostolorum del 17 de marzo de 2014 Francisco reiteró la invitación a esta revolución:
 
En verdad, el Padre celestial, al enviar a su Hijo en nuestra carne, puso en nosotros sus entrañas de misericordia. Y, sin la misericordia, hoy tenemos pocas posibilidades de insertarnos en un mundo de «heridos», que tiene necesidad de comprensión, de perdón, de amor. Por eso no me canso de invitar a toda la Iglesia a la «revolución de la ternura» (exhortación apostólica Evangelii gaudium, 88). Los agentes de evangelización deben ser capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de dialogar con sus ilusiones y desilusiones, de arreglar sus desavenencias.
 
 
 
 
En el Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM durante el Viaje Apostólico a Río de Janeiro con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud el 28 de julio de 2013 el Papa Francisco mencionó:
 
3. En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro (…) Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo. Existen en América Latina y El Caribe pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos… por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la “revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. (…) La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro.

 
 
En el siguiente enlace pueden consultarse todos los discursos, homilías, cartas y encíclicas del Papa Francisco: http://w2.vatican.va/content/francesco/es.html
 



 

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