jueves, 20 de junio de 2013

¿Qué pasa en Latinoamérica?

EL DIÁLOGO, ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA DEMOCRACIA

 

Por Lucía Ramazzini
Afiliada Maryknoll, Guatemala

 
América Latina ha tenido un caminar –de siglos- bajo la sombra del autoritarismo, que con su estrategia camaleónica se ha pintado de diferentes formas: dictaduras, guerras civiles, políticas contrainsurgentes, racismo, machismo…

Con esta lógica tradicional instalada históricamente en el corazón de muchos países latinoamericanos, el diálogo fue uno de los grandes desaparecidos.  Su exilio ha provocado que las voces diversas fueran acalladas, las palabras de disenso, prohibidas y las “verdades absolutas”, impuestas.

Hoy, en nuestro continente no podemos negar que los cambios han sido mucho –pero pocos a la vez-. El autoritarismo sigue siendo un obstáculo para la pluralidad, pues obliga a pensar igual y sigue reproduciendo la idea de “quien no está conmigo, está contra mí”, incluso llegando a calificar de “terroristas” a quienes piensan diferente y a justificar acciones violentas contra estos grupos.

Con este escenario puesto, no podemos perder de vista que si lo que queremos es construir la democracia, necesitamos hacer que el diálogo resucite. Un diálogo que:

-          Reconozca a los otros y otras como personas, con sus historias y contradicciones.

-          Parta de los conflictos existentes, sin negarlos ni ocultarlos.

-          Identifique lo que tenemos en común o lo que puede unirnos y a partir de lo cual podamos trabajar.

-          Valore las experiencias vividas y los caminos andados.

-          Discuta y debata las ideas, directa y abiertamente,  para ventilaras y enriquecer los argumentos y las propuestas.

-          Tenga sentido crítico hacia adentro y hacia afuera.

-          Favorezca un profundo conocimiento mutuo para evitar los prejuicios.

-          Ubique –como centro y horizonte- los derechos humanos –civiles, políticos, económicos, culturales-  así como las responsabilidades sociales, para recuperar la perspectiva democrática y posicionarse al servicio de la vida, no del mercado ni de las ganancias individuales.

Sólo de esta manera, el diálogo formará parte de la construcción del conocimiento y será fruto de la profunda comprensión de la realidad.  La imposición de las ideas propias –por decreto o por intransigencia- sigue debilitando la democracia continental. Parafraseando a Juan José Tamayo, desde su propuesta específica sobre el diálogo interreligioso: “las religiones deben desdogmatizarse y etizarse”; así también el diálogo debe priorizar la ética sobre el dogma. Y esto pasa por el ejercicio ciudadano.

En América Latina, Belén está “a la vuelta de la esquina” porque hay muchos lugares donde están naciendo Buenas Nuevas, que nos revelan la posibilidad de vivir el diálogo.  Sin duda alguna, cada Capítulo de Afiliadas y Afiliados Maryknoll, a lo largo y ancho del Continente de la Esperanza, es un pequeño Belén.


Referencias:

Tamayo, Juan José (2008). Los jóvenes y el diálogo interreligioso. En Revista de Estudios de Juventud, marzo 08, No. 80. España(http://www.injuve.es/sites/default/files/2012/44/publicaciones/revista-80-capitulo-3.pdf). P.58

 

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