EL DIÁLOGO, ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA DEMOCRACIA
Por Lucía Ramazzini
Afiliada Maryknoll, Guatemala
América
Latina ha tenido un caminar –de siglos- bajo la sombra del autoritarismo, que
con su estrategia camaleónica se ha pintado de diferentes formas: dictaduras,
guerras civiles, políticas contrainsurgentes, racismo, machismo…
Con
esta lógica tradicional instalada históricamente en el corazón de muchos países
latinoamericanos, el diálogo fue uno de los grandes desaparecidos. Su exilio ha provocado que las voces diversas
fueran acalladas, las palabras de disenso, prohibidas y las “verdades
absolutas”, impuestas.
Hoy,
en nuestro continente no podemos negar que los cambios han sido mucho –pero
pocos a la vez-. El autoritarismo sigue siendo un obstáculo para la pluralidad,
pues obliga a pensar igual y sigue reproduciendo la idea de “quien no está
conmigo, está contra mí”, incluso llegando a calificar de “terroristas” a
quienes piensan diferente y a justificar acciones violentas contra estos
grupos.
Con
este escenario puesto, no podemos perder de vista que si lo que queremos es
construir la democracia, necesitamos hacer que el diálogo resucite. Un diálogo
que:
-
Reconozca a los otros
y otras como personas, con sus historias y contradicciones.
-
Parta de los
conflictos existentes, sin negarlos ni ocultarlos.
-
Identifique lo que
tenemos en común o lo que puede unirnos y a partir de lo cual podamos trabajar.
-
Valore las
experiencias vividas y los caminos andados.
-
Discuta y debata las
ideas, directa y abiertamente, para
ventilaras y enriquecer los argumentos y las propuestas.
-
Tenga sentido crítico
hacia adentro y hacia afuera.
-
Favorezca un profundo
conocimiento mutuo para evitar los prejuicios.
-
Ubique –como centro y
horizonte- los derechos humanos –civiles, políticos, económicos,
culturales- así como las
responsabilidades sociales, para recuperar la perspectiva democrática y
posicionarse al servicio de la vida, no del mercado ni de las ganancias
individuales.
Sólo de
esta manera, el diálogo formará parte de la construcción del conocimiento y
será fruto de la profunda comprensión de la realidad. La imposición de las ideas propias –por
decreto o por intransigencia- sigue debilitando la democracia continental.
Parafraseando a Juan José Tamayo, desde su propuesta específica sobre el
diálogo interreligioso: “las religiones deben desdogmatizarse y etizarse”; así
también el diálogo debe priorizar la ética sobre el dogma. Y esto pasa por el
ejercicio ciudadano.
En
América Latina, Belén está “a la vuelta de la esquina” porque hay muchos
lugares donde están naciendo Buenas Nuevas, que nos revelan la posibilidad de
vivir el diálogo. Sin duda alguna, cada
Capítulo de Afiliadas y Afiliados Maryknoll, a lo largo y ancho del Continente
de la Esperanza, es un pequeño Belén.
Referencias:
Tamayo, Juan José (2008). Los jóvenes y el diálogo interreligioso. En Revista de Estudios de Juventud, marzo 08, No. 80. España(http://www.injuve.es/sites/default/files/2012/44/publicaciones/revista-80-capitulo-3.pdf). P.58
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