viernes, 27 de febrero de 2015

Afiliados y Afiliadas en acción

LA EXPERIENCIA EN CAMINANDO POR LA PAZ, GUATEMALA
Ron Covey
Coordinador del Programa Caminando por la Paz
Afiliado Maryknoll Houston- Guatemala.
Cuando me preguntan qué me motivó a trabajar en el Programa Caminando por la Paz, (ubicado en la zona 18 de la Capital de Guatemala, considerada área roja) muchas veces no sé qué responder, porque no fue el resultado de una decisión consciente.  Había planificado un maravilloso plan para disfrutar de mi jubilación: descansar en mi jardín leyendo libros y viajar.  Pero me sucedió todo lo contrario, lo cual me ha llevado a decirles a otras personas de mi edad que no se jubilen porque a lo mejor terminarán más ocupados que antes.  Creo que la mejor explicación que puedo darme a mí mismo del porqué estoy en el Programa la tuve hace un año, cuando participé en un taller que los afiliados/afiliadas ofrecimos a un grupo de visitantes.  Reflexionamos del “por qué aceptar y actuar en el lugar que Dios nos ha colocado”.  Reflexión que me llevó a encontrar la respuesta, aunque ya tenía la motivación para continuar.

Haberme involucrado en el Programa ha traído a mi vida un beneficio increíble.  No tengo palabras para explicar todo lo que he aprendido y la motivación que tengo para continuar con este aprendizaje.  Mejoraron mis destrezas con internet para publicar un periódico, he creado un sitio web y trabajo para perfeccionar presentaciones de power point.  Planifiqué una jornada espiritual con los vecinos.  Recolectar fondos ha sido mi mayor reto, lo que hace cinco años ni soñaba hacer. Aunque tengo mucho que aprender en esta área, ante la necesidad de sostener económicamente el Programa me inicié en la venta de café, debo decirles que ha sido todo un reto para mí. Sí, he aprendido más de lo que imaginé acerca del café: cultivo, producción, tostado y presentación para venderlo. 

En estos últimos años he vivido grandes experiencias con el Programa, pero la más grande de todas es el sentirme muy orgulloso porque con la colaboración de los jóvenes hemos logrado desarrollar grandes proyectos en estos cuatro años.

A veces ciertas situaciones me desalientan, no las acepto tan fácilmente, muchas veces son las que me han ayudado a seguir adelante.  Y lo que más me ayuda es aceptar que éste es el “lugar en el que Dios quiere que esté, más que una motivación personal”.  Aceptando el mensaje de Dios me lleva a decirles a las personas que después de tres cuartos de siglo de estar en este planeta, NUNCA HABÍA ESTADO TAN CONTENTO COMO AHORA.

 
Karla González
Integrante del Programa Caminando por la Paz
Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala.

Hace dos años, cuando llegué al Programa Caminando por la Paz, me sentí contenta de ser muy bien recibida por los jóvenes. Recién llegada recibí clases de inglés y ahora ya soy maestra de tutorías y estudiante becada del Programa en mi primer año de Universidad.

Me siento contenta porque ayudo a otros niños/niñas a que estudien mejor, he aprendido a valorar cada detalle por pequeños que sean, porque sé que son experiencias de vida.  La sonrisa de los niños/niñas y su gratitud me motivan a prepararme mejor y a seguir adelante, porque sé que ayudándolos evitará que se unan a pandillas o a otras cosas por el estilo.

Freddy Sánchez
Integrante del Programa Caminando por la Paz
Afiliado Maryknoll, Capítulo Guatemala.

Antes de cumplir los once años, ni pensaba en mi futuro, pero si veía que construían una casa en un área de la zona 18, no sabía para qué era.   Me acerqué a un joven del Programa y me preguntó si quería colaborar en la construcción.  Con mucha alegría empecé a trabajar con los jóvenes.  Fue así como a los once años mi vida empezó a cambiar, los jóvenes me enseñaron nuevas cosas y a mí me gustaba, pero aún no vivía en la Casa. Al cumplir 12 años, me ayudaron económicamente con mis estudios y me proporcionaron otras cosas que necesitaba, seguía trabajando en la casa y era para mí una gran alegría.   A los trece me dijeron que si quería vivir allí y acepté.  Al principio me costó pero sé que todo en la vida tiene un precio.  Poco a poco me fui acostumbrando a las reglas religiosas y educativas, y por supuesto seguí estudiando. A los 14 años nos pasó algo muy doloroso, fallece el Padre Thomas Goeckler, director del Programa.  Fue muy triste, pero aprendimos de él que “no importa lo que pase, cuándo y cómo pase, siempre debemos seguir adelante para alcanzar nuestras metas y seguir luchando”. A los quince años ya ayudaba a los niños/niñas de la Comunidad que llegaban al Programa de Caminando por la Paz y me preocupaba porque todo saliera bien y que quienes asistían la pasaran bien.  Ya tengo 16 años y continúo ayudando en el estudio y proporcionando alimentación a los niños/niñas con el apoyo de donaciones que recibimos de personas amigas. Soñamos porque en el 2016 y los siguientes años sigamos adelante con todos los programas porque todos/todas los que en él participamos ponemos lo mejor de nosotros/nosotras y nos gusta ayudar a la Comunidad.   Las puertas están abiertas para que usted también colabore con el Programa para que siga adelante.


Para más información del Programa Caminando por la Paz visite: www.caminandogua.org

 

 

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