viernes, 27 de febrero de 2015

¿Qué pasa en Latinoamérica?

LA TRANSFORMACIÓN NO SE DEJA PARA MAÑANA,
ES UNA ACCIÓN QUE SE EJERCE HOY
 
Por Cecilia Garcés,
Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala

Así es y ha sido para cientos de miles de jóvenes, hombres, mujeres, niñas y niños que durante un tiempo piensan en cómo mejorar y transformar su vida. La reflexión dura un tiempo pero la acción les llega en un “hoy”. Hoy es el día de dar el paso hacia otra vida, quizás con mejores posibilidades de ser. Cientos de testimonios dan cuenta de los enormes riesgos que enfrentan los y las centroamericanas en su travesía hacia el norte, las mujeres se preparan para la inminente violencia sexual y junto a los hombres buscan evitar la amenaza de sufrir secuestro y esclavitud. Su llegada ha garantizado para sí mismos y para las sociedades receptoras la posibilidad de desarrollarse a través del trabajo campesino, obrero y de servicios que ofrecen los y las recién llegadas. Es una fuerza trabajadora que transforma.

Ante su crecimiento y expansión esa misma fuerza empieza a constituirse en una amenaza económica y política para países como Estados Unidos. La reciente crisis desatada ante la evidencia de la migración de niños y niñas empujó respuestas como el incremento de seguridad fronteriza, campañas mediáticas disuasivas y la reestructura del apoyo financiero de Estados Unidos a los países del triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Las primeras dos ni siquiera se asoman a las causas que generan la migración y la última tiene el potencial de atenderlas, si se diera una transformación al modelo impositivo norte-sur que la provoca.

Supongamos, por un momento, que se abre la posibilidad, de recibir recursos financieros para atender las causas de la migración. Su primera intención sería mejorar las condiciones de vida mediante la institucionalización de oportunidades de desarrollo digno en la región. Habrían de abrirse varias vetas de inversión articuladas entre sí para garantizar el bienestar y la convivencia integral de las mujeres, los hombres, las niñas y niños y la juventud. Los indicadores de logro de eficiencia de la inversión incluirían datos como: incremento en la cobertura de educación pública, promoción escolar en todos los niveles, reducción de mortalidad materna y de violencia sexual a la niñez, erradicación de todas las formas de pobreza, creación de más espacios para la recreación y el desarrollo artístico, disminución del uso de la emergencia por casos de violencia, disminución del índice de inequidad, fortalecimiento del sistema de salud. ¿Fondos? Si estos son para el fortalecimiento de un Estado Democrático, Justo, Equitativo, que se organice para el cumplimiento, respeto y garantía de los derechos humanos ¡Bienvenidos!

Realmente es una transformación en la manera de entendernos en el plano nacional, regional e internacional hoy. Pensar así el futuro es una posibilidad; no una utopía. La han alcanzado otras sociedades, nunca producto de un regalo “bienintencionado” del extranjero en aprietos, sino que como consecuencia de largos, sostenidos y organizados movimientos de pueblos que fundamentan su proyecto colectivo en el respeto a la dignidad y el amor al prójimo y a la naturaleza. El modelo educativo, el modelo de servicios de salud, el alcance del empleo pleno, el aprecio a la diversidad cultural y la divergencia de pensamientos son el escenario de nuestra cuaresma. Vivir una Cuaresma comprometida en medio de esta crisis, exige nuestra reflexión transformadora: pensar en recio, pensar en colectivo, pensar mientras nos movemos es lo que nos está llevando a la transformación.

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